JAQUE AL REY
Isidoro Sánchez Torres—Majestad —dijo Sissa, inclinándose—, este juego que he ideado le alejará de sus cuitas. Lo llamo «Ajedrez» y simboliza, representándola de forma genérica, la guerra.
Maravillado el Rey con la genialidad del entretenimiento, ofreció a Sissa cualquier precio que por él pidiese.
—Disculpad mi renuncia, Señor, pero no necesito dinero. Tan sólo admitiría como pago un grano de trigo en la primera casilla, dos en la segunda y así, de manera sucesiva, en cada una el doble que en la anterior.
Sorprendido, el Rey dio su asentimiento a tan modesta demanda contemplando ufano los escasos sesenta y cuatro escaques del tablero. Pero su sorpresa tornó pavor cuando el Tesorero anunció no existir grano suficiente en todo el Reino para satisfacer el precio pactado.
—¿Quién es este Sissa? —exclamó al no ligar dicho nombre con el de ningún sabio conocido.
—Un abogado, Majestad.
—Pues desde ahora será el Tesorero Real.