Imagen de perfilAMIGA PARA TODO

Eva María Cardona Guasch 

La memoria no me alcanza para recordar las últimas vacaciones. Me duele la espalda. No sé si es que no acabo de adoptar la postura adecuada o el agobio de los plazos me colapsa los músculos cervicales y hasta los lumbares. Sentada en mi despacho, un montón de expedientes que esperan mi atención constituye la única panorámica que diviso. Otra pila, la de asuntos muy urgentes, se interpone entre la ventana y mi abrumada persona originando un eclipse que ensombrece mi ánimo. Llamadas por contestar, dictámenes pendientes de estudio, leyes por explorar, gráficos que consultar… Me desahogo con una amiga que rápidamente encuentra la receta castiza a mi desasosiego. “Concédete la tarde libre. Ven conmigo a tomar una caña” Sucumbo a su propuesta. Ella remata: “Yo invito. Y de paso, te comento un caso que me tienes que llevar”. ¡Socorro! Desisto del plan. ¿Desisto también de amiga?

 

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