Cuando te llamaron para prestar declaración, delante del micrófono, te volviste, lanzaste una mirada panorámica a la Sala de Vistas y repetiste, palabra por palabra, lo que habías escuchado que le habían dicho a ese abogado en la oscuridad del club de alterne “Eclipse”: «Si tu memoria no falla, preguntarás a todos los testigos de este gráfico si pueden identificar al asesino. Es una decisión que sólo tú puedes adoptar para continuar con vida»; pero, esa novela barata de detectives que has inventado no cuadra. Resulta que tú eres el abogado ¿recuerdas?
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Vaya historia que te has montado tipo novela negra, María Dolores, hasta con abogado amnésico, Muy ocurrente y con pautas para desarrollar un relato más largo.
Saludos y suerte.
Muchas gracias, esas cosas pasan cuando el ordenador de la oficina te deja colgada dos días por mantenimiento y tienes que optar por mirar el techo, la ventana, matar moscas de desesperación o acordarte del concurso de los abogados.
Y las historias… Pues como diría Javier Sierra, tuve un momento de «incubación» por puro aburrimiento. En fin… La historia de cómo se hizo la historia es tan divertida como la primera…. Suerte también. Un abrazo.