Acusado
Patricia Collazo González Ha llegado el día del juicio. Sé de memoria lo que debo decir y lo que debo callar. Mi abogado me ha aconsejado. Conozco con certeza la actitud a adoptar, y cómo comportarme para que mi imagen inocente eclipse la gravedad de las acusaciones.
Lo que no sabe mi abogado es que cuando veo una de sus fotos, otra vez se apodera de mí el temblor aquel. Mis dedos rígidos vuelven a palpar la piel suave de su cuello.
El fiscal muestra una panorámica de la zona en que creen que está enterrada y presenta un gráfico detallado de los alrededores. Me pide que diga si he estado allí. Niego con la cabeza. Responda en voz alta, reclama el juez.
El verde del bosque aquel me inunda la mirada. Vuelvo a oler a tomillo, el sudor baja imparable por mi espalda. Las repuestas aprendidas se disuelven en mi mente.
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Pitt receives contemporaneous instructions from his handler over the phone and his job is to get on at one station, grab the goods, and get off at the next. Seeing as this is a movie – something like Kill Bill meets Kung-Fu Hustle – I am sure you can guess that nothing goes to plan. Instead, Pitt is left to deal with a train full of criminals all link unknowingly caught up in an impossibly intertwined scenario.
The data measures «sell-in,» the value of shipments from Swiss factories to agents around the globe. It does link not reflect «sell-out,» sales to end-consumers. Nevertheless, as with the April statistics, it offers a striking portrait of an industry brought to a standstill by COVID-19.