DE POETAS Y LETRADOS
JUAN CARLOS MONTERDE GARCĺAEn la vista se apreció entonces la melódica voz del acusado, quien llegado su turno, declaró ante Su Señoría de esta manera:
» Su Señoría, por favor no me condene por un tatuaje,
pues yo no soy ningún personaje.
Si Vd. lo hace causará una gran decepción
a quienes casi a diario me ven en la asociación.
Soy lego en Derecho, y he confundido prescripción con caducidad
pero le aseguro que yo ya no estoy en edad de pubertad.
Déjeme al menos llevar a mi Abogado una cesta por Navidad
pues en estas fechas prima sobe todo la bondad.
Y perdóneme,pero como sastre de Audiencia envidio sus puñetas,
aunque un humilde obrero como yo riegue las macetas ».
A continuación, resonó bronca en la sala la voz de Su Señoría:
»Visto para sentencia».