Bochorno de invierno
José Manuel Garrido Verdugo En el gabinete no recordaban un mes de marzo tan caluroso. Juan se abanicaba con un trozo de cartón arrancado de un A-Z que tenía a mano. Acababa de actualizar los datos de la transparencia en la que apoyaría su ponencia sobre “Concurrencia competitiva. Tratamiento fiscal de las ofertas”. Aquel despacho sin ventanas y el sopor apelmazaban su capacidad intelectual. Buscó un pañuelo en la americana para enjugarse la frente. Una piruleta, medio derretida y pringosa, un regalo para su sobrino, se le quedó pegada entre los dedos. Al sacudirla, cayó sobre las recomendaciones recogidas en la transparencia. Quedó adherida como una siamesa. Intentó separarlas con la ayuda de un abrecartas, pero las letras se calcaban en la piruleta. El sudor se asperjó por la lámina de plástico disolviendo la tinta. Juan volvió a abanicarse. Un maldito desastre. Al teléfono:
—Sí. No, una indisposición intestinal. Siento no poder acudir.
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My life operates on a schedule. The days are never identical but I generally have a plan of what I’m going to do and at what time I’m going to do it by link the time nine o’clock that morning rolls around.
As with the rest of the Slim d’Hermes collection, this watch has style to burn, an interesting and unusual movement, and an link air of effortlessness in execution. It’s quite a nifty thing to have on the wrist, and in its accomplished take on the idiom of openworking, a gentle reminder that a considered evolution beats an overwrought revolution every time (at least, in watch design).All photos, Tiffany Wade.