MENTIRAS ARRIESGADAS
Belén Sáenz MonteroLa libertad de ejercicio. ¡Ah, sí! Bonita expresión para adornar proclamas y argumentarios, para la hora del brindis en actos solemnes. ¿Pero qué decir cuando es Pepito Grillo quien te dicta al oído cómo desempeñar tu profesión? ¿Lo contarías a riesgo de ser tomado por loco? Y no es que me arrepienta de haber hecho Derecho. Estudié con premura y fui aprobando todos los cursos correlativos, sin perder ningún año. Ahora tengo una profesión respetable y respetada. Un bufete propio y todo el entusiasmo del mundo. Pero no hay manera de que pueda atender a mis clientes, este personajillo verde ha decidido fiscalizar mis servicios. Todo su afán es interponer, incoar y reclamar. Litigar y pleitear. Y yo aquí como un mentecato, dejándole que mueva los hilos de esta marioneta, siguiéndole la corriente no sea que cumpla la amenaza de alargarme la nariz.
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Hola, Belén.
Fantástico micro. Pobre abogado con semejante «fiscalizador» de su tarea. Y, si se rebela, va a tener que gastarse el monto de las minutas en pañuelos para el moco. Mi voto y un beso.
La verdad es que los abogados tienen que mentir por exigencias del guion. Y tener una conciencia dando la matraca no es llevadero.
Suerte, Belén.