MI PENA COMPARTIDA
Manuela Fernández ManzanoDio media vuelta y se fue sin contestar a mis reproches. Me dejó helado el corazón. Llegué a repudiar su verbo estoico y su templanza. Cerré los ojos, y seguí viendo mis heridas. En mi convalecencia abandoné los somníferos y asumí el duermevela; cambié la ansiedad por una licenciatura en Derecho.
Llevo diez años reconciliándome con ella. Defiendo a inculpados en los tribunales. Si las pruebas de cargo son demoledoras, sugiero la negociación. Esta mañana ha sido la última vez; pero he descubierto en mi cliente la misma soledad que vi en él cuando le rogué que me dijera la verdad y censuró mi desconfianza. Ese día lo perdí. Recuerdo aquella desgarradora llamada telefónica. Me partió en dos. Esquivó victorioso la condena dejando su última palabra grabada en una nota de inocencia… Ahora me pregunto a quién quiso castigar más, si a ella, la Justicia, o a mí, su madre.
+2
Queremos saber tu opinión
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Un duro relato que pide una relectura pausada con un triste final. Suerte.