Ganar o perder
ELENA BETHENCOURTLa última vez subió y le gritó que no era digna de nadie y que fuera a donde fuera la iban a repudiar. Ella murmuró algo y terminó con varios huesos rotos. La cuidó durante su larga convalecencia porque en el fondo es un buen hombre, según ella.
Mil veces piensa en conjugar el verbo “denunciar” en pretérito, pero al final es más fácil decir: “Le perdoné”. Además él asegura que puede convencer al juez y a cualquiera de que es mala madre y tiene miedo.
Ahora se concentra mejor. Piensa qué puede contestar antes de decir nada. Comparte sus aficiones. Hoy, mientras él está en el bar, ella ve el partido en casa y llora por cada pérdida de balón, vitorea cada tanto y saborea los penaltis en el área contraria. Porque si esta noche su equipo sale victorioso, puede que tal vez, tenga la fiesta en paz.
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Un duro relato. Un error conjugar amor y miedo, o amor sin dignidad. Mi voto y suerte