Imagen de perfilMIS INICIOS. UNA HISTORIA REAL

Ángel Montoro Valverde 

Abandonado al calor placentero y placentario de mi butaca, la primera ponencia del congreso “abogacía transformadora, futuro e innovación: las nuevas tecnologías” me trasladó, en un cerrar y cerrar de ojos, al ya lejano pasado de mi primer asunto: un interdicto perdido en primera instancia. Esperé impaciente a que el fax evacuase seis interminables metros de papel térmico saltándome los fundamentos para leer directamente el fallo: “Se estima íntegramente el recurso…con condena en costas a la parte apelada”.
Me sentí abogado completo. Convertí el raído sillón del escritorio en trono real desde donde divisar complacido los dos con setenta metros cúbicos de mi despacho. Era inmensamente feliz; como cuando gané un millón de euros con la publicación de mi tesis “Código Justinianeo: precursor de Lexnet”, como cuando me impusieron la Cruz de San Raimundo de Peñafort, como cuando ligué con Naomi Campbell, como cuando mi Aleti ganó la Champions.

 

+18

 

Queremos saber tu opinión

23 comentarios