REINVOLUCIÓN INDUSTRIAL, TECNOLÓGICA Y LEGAL 6.0
Margarita del BrezoTras el balance anual de cuentas, los números no cuadraban ni triangulándolos por lo que, para reducir gastos, los socios decidieron prescindir de mis servicios sin debatir siquiera. Justificaron tamaña injusticia aduciendo haberme pillado tonteando con el teclado del de Penal. Por un momento pensé que se les había cruzado algún cable o que algún virus agresivo les confundía, pero me duró la esperanza lo que tardó en imprimirse mi despido. De nada había servido estudiar tanto obviando cualquier síntoma de fatiga y graduarme en la primera promoción de androides abogados gracias al empuje y la donación de mi excéntrico mentor, el cual, se rumoreaba, había perdido un tornillo al injertarse demasiados terabytes de inteligencia artificial. Inocente de mí llegué a pensar que las cosas podrían cambiar, pero esto del avance de la ciencia es pura ficción: digan lo que digan me echaron por ser una simple robot de cocina.
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Margarita, genial relato, con un final sorprendente y divertido.
Este robot igual te hacía un arroz, que una apelación.
Te deseo mucha suerte.
Besos.
Pues sí, Javier, hace un arroz de chuparse los dedos, apelaciones, crucigramas, baila claqué, canta en inglés y lo que le programes, y aún así, ya ves, a casita. Pero seguiremos buscando. Por cierto, tú no necesitarás una afinadora de pianos, ¿verdad? ;-)
Gracias por venir.
Besos
Margaritaaa… qué buen relato, has creado todo un mundo de léxico tecnológico que ambienta la historia a la perfección… pobre robotitaaaa!!! Eso es discriminación tecnológica, eh???
Me ha encantado lo del tonteo «con el teclado del de penal», ja, jaaaa!!
Enhorabuena!!!
Te envío mi voto (electrónico, cómo no!) y un abrazo fresquito de verano!!
Marta
La pobre robotita está algo decaída. Desde que la han despedido no para de hacer bizcochos, berenjenas rellenas y huevos pochados. Y yo, para no dejarla sola, me siento a la mesa con ella. Tremendo, vamos a salir rodando las dos. Eso sí, que nos quiten lo comido.
Y al de penal, ¡que le den!, y a su teclado, también.
Gracias por el abrazo fresquito.
A disfrutar del verano.
Margarita, está claro que, a pesar del avance de la ciencia, la discriminación sigue afectando al sexo femenino. Todavía no se han dado cuenta de lo productivas y polivalentes que somos. Este mes podremos juntar a tu robot de cocina discriminada con mi ordenador obsoleto. Jajaja!
Me ha encantado. Te deseo mucha suerte y te dejo mi voto,
Besos apretados.
Llámame inocente, pero yo sí creo que las cosas están cambiando entre otras cosas porque, como bien dices, es imposible no darse cuenta de lo productivas y polivalentes que somos.
Tu ordenador obsoleto es tan tierno que dan ganas de escribir en él unas memorias completas. Me encantó en su día y me alegró saber que, si había suerte y mi robotita veía la luz, podrían intercambiar tarjetas de memoria.
Muchas gracias por venir, Pilar.
Un beso
Jajaja, una robot de cocina es algo importante. Tú no te amilanes ,que eres de las de pedigrí,jajaja
Mucha suerte y mi voto, como siempre,aunque no comente en todas las ocasiones.
Siempre me contagias tu risa, no sé cómo lo haces, hija.
A lo que estamos: la robot y yo agradecemos que te hayas pasado por aquí, pero la próxima vez vente con más tiempo y comemos y brindamos y ya si eso vemos si comentamos o compartimos silencios, que todo cuenta.
Un caso de desprecio tecnológico a pesar de su entrega y valía. Mi voto para el reloj y el robot. Un abrazo y enhorabuena!!
Gracias, Juan Manuel.
Creo que un buen recurso para cambiar las cosas es el humor, además de no dejar de intentarlo, claro, así que iremos poniendo granitos de arena a ver si montamos una playa.
Un abrazo
Tu relato ha hecho más llevadera mi vuelta de vacaciones. Como siempre tan sugerente. La imaginación al servicio de la denuncia social. Si hubiera sido un robot le llamarían chef . ¡Qué bien escribes, Margarita!
Yo también te quiero, Ángel (estilísticamente hablando).
¡Vaya, vayaaaaa! Parece que estamos ante la discriminación 6.0… jajajaja
Me ha gustado mucho. ¡Suerte con él!
Besosss
Aprendiendo programación como una loca me pillas, a ver si les descruzo los cables a estos.
Besosss binarios
Hola, Margarita.
Una simple robot de cocina??? Jajaja, eres genial.
Un abrazo gigantesco y mucha suerte.
Simple, pero muy «espabilao», ehhh ;-)
Gracias, Towanda
Yo quiero un robot como el tuyo, Margarita. Un relato precioso. Enhorabuena y, por supuesto, mi voto. Un abrazo.
Barrabás, dice la robot que en cuanto las leyes lo permitan, se clonará para que también tú disfrutes de su compañía metálica. Y digo yo que muchas gracias por departir un ratito conmigo. Un abrazo.