Macarena
Urko Madrazo AguirreSoy abogada. Llevo en la brecha desde que tenía 25 años. Por eso, y porque siempre he sido una persona muy independiente y confiada, decidí defenderme a mí misma en la causa abierta contra Abogados Pérez por despido improcedente. Me suele costar discriminar entre buenos y malos, pero esta vez tenía claro quienes eran los malos y en que lado me encontraba. Mi caso levantó un gran revuelo en todo el país. No obstante, supuso una oportunidad para hacer públicamente visible la desigualdad que sufrimos desde tiempos inmemoriales. Gané el juicio y se condenó al bufete a indemnizarme con una buena suma, pero lo verdaderamente positivo fue que serví como ejemplo a mucha gente que se encontraba en mi misma situación. Me habían despedido tras 15 años trabajando allí por cambiarme de nombre. Sí, esa fue la única razón. Me cambié el nombre. Antes me llamaba David. Ahora soy Macarena.
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Las personas y su valía han de ser independientes de sus circunstancias personales. Un despacho de abogados, como empresa que busca beneficios, materializados en ganar casos, debería priorizar esos resultados, sin olvidar la humanidad, el tener contentos a sus empleados, no discriminarlos nunca por su naturaleza.
Los que ya vamos teniendo una edad hemos vivido un tiempo en el que solo había (así nos lo presentaban) hombres y mujeres, blanco o negro, «buenos y malos», como dice tu protagonista, quizá nos cueste un poco, a veces y de entrada, admitir estas realidades, pero debemos hacerlo y respetar a cada miembro de esta sociedad nuestra, plural y diversa.
Un relato valiente con un desenlace inesperado y triunfo del sentido común.
Un saludo, Urko
Desgraciadamente, situaciones como esta se siguen dando pero como bien dices, de todos depende que esto cambie. Vamos por el buen camino.
Muchas gracias por tu comentario.
Un saludo.