UN GRANO DE CENTENO
LOLA SANABRIA GARCÍA‘A menos que enseñemos a los niños la Paz, alguien más les enseñará la Violencia’ (Colman McCarthy).
El guiso se hace en la cazuela. Samuel quiere cooperar. Le pido el orégano. Abre la puerta del armarito, coloca en fila los botecitos de especias y los pone a pelear. Busco instintivamente la alianza en mi dedo. La perdí con Antoine, lo mismo que mi trabajo como abogada especialista en derecho internacional. Ayudar a ONG a rescatar a los niños de un infierno. Ese era el trato. No implicarme personalmente. Pero la solidaridad y el apoyo no siempre los protegía a todos. A aquel niño no pude dejarlo atrás. Un caso difícil, mucho. Tenía la mirada dura de los que les han arrancado la infancia de cuajo. Se aferraba al fusil. Sacarlo de allí y fortalecer el músculo del amor se convirtió en mi prioridad y el mayor reto de mi vida.
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Quien tiene por oficio u objetivo personal proteger a los más débiles, quizá debe de tener claro la máxima de «no implicarse emocionalmente» que esta abogada menciona. Pero cuando las acciones se hacen por convencimiento, intentar crear una barrera aséptica no debe de ser nada sencillo.
Esta abogada ha adoptado a un niño cuyo destino solo podía ser el peor. Tal vez con comprensión, generosidad y paciencia consiga erradicar lo que habían inculcado a este pequeño personas sin escrúpulos, de lo que aún le quedan restos, como lo demuestra ese juego espontáneo con los botes de las especias, alineados como un ejército.
Un relato sobre la dificultad de deshabilitar realidades terribles, inoculadas a un pequeño en plena inocencia. Tu protagonista, más que nadie, sabe que no va a ser fácil, que será un gran reto, como ella misma reconoce, pero eso no quita para que no lo intente. No hacer lo que se debe con la excusa de que no servirá para nada nunca es de recibo.
Un abrazo, suerte y buen verano, Lola
Muchas gracias por tu comentario, Ángel.
Un abrazo grande y suerte.
Lola, siempre es un placer leerte, y este excelente relato me encanta.
Esta historia del niño soldado no nos puede dejar indiferentes.
Te deseo mucha suerte.
Un saludo y buen verano.
Muchísimas gracias Javier.
Un abrazo.
Una historia que refleja la dureza de la implicación emocional de las personas comprometidas. A veces es bueno tomar distancias, y mejor aún y más difícil la distancia justa para poder seguir ayudando. Mi voto y un abrazo.
Muchas gracias Juan Manuel, por tu comentario y tu voto.
Un abrazo.
Enhorabuena, Lola, por tu maravilloso relato que rezuma amor por los que han perdido su infancia entre armas y no conocen la paz.
Te deseo muchísima suerte y tienes mi voto rendido ante los ojos de Antoine.
Besos apretados.
Muchas gracias Pilar por tu valoración.
Un par de abrazos.
Un relato que aborda el terrible tema de los nlños soldados. Mi rendido voto. Enhorabuena.
Muchas gracias, Francisco José.
Un gran abrazo.
Buena historia, Lola, como siempre. Mi voto y suerte.
Muchas gracias, Eva.
Un gran abrazo.
Duro/tierno relato.
Una «puesta de escena» cercana, amable, que refuerza y contrasta con la imagen brutal de ese niño armado, parapetado tras su fusil.
Felicitaciones, Lola.
Un abrazooo y un voto.
Muchas gracias, Amparo, por tu comentario.
Agradecida, también, por tu voto.
Abrazos a pares.
Hola, Lola.
Tu microrrelato destila humanidad letra a letra, sacando a relucir un tema tan duro como el de los niños soldados.
Muy bueno, Lola (para no variar)
Mucha suerte y mi voto.
Un abrazo.
Mil gracias, Gabriel.
Un abrazo grande.