Un sueño
Javier López VaqueroAquella charla en la escuela sobre solidaridad, acabar con la pobreza, cooperar para conseguir agua limpia, cambió su visión del mundo. Como el cooperante, Tote Larusengue quiso ser abogado para ayudar a la gente del poblado y fortalecer la alianza con las otras tribus.
Un día con el apoyo del jefe Kiptembo dejó la sabana y partió en busca de la esperanza.
No volvimos a saber de él hasta que una plumbea tarde la gacela de hierro del cartero N,Geba apareció con una carta de Tote. Kasey Maleba, el contador de historias nos reunió ante el gran baobab al anochecer y dibujó las palabras.
Tote encontró la felicidad volando sobre alfombras, bebiendo en fuentes de miel… Nos fuimos a la cama soñando ser Tote. Mientras él, lejos, se acordaba de su gente. Preparaba su cama de cartón para dormir otra noche en la calle, abrigado por las estrellas
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Una historia triste y llena de humanidad. Mi voto.
Muchas gracias por tu voto
La imagen que llega de los que, dejándolo todo y arriesgando mucho tratan de ir a una tierra supuestamente prometida, a menudo podría estar idealizada en exceso. Quien lo cuenta omite los problemas y narra una experiencia prometedora.
La cama de cartón de un sin techo es una muestra del fiasco de unas expectativas y de su realidad. Esa forma indigna de arroparse viene a decir que la sociedad opulenta no parece tener espacio para quienes intentan mejorarla.
Un relato que deja a las claras el problema de la inmigración.
Un saludo y suerte, Javier.
Cuando le ponemos nombre y apellido a las historias, nos llega con profundidad su realidad. Muchas gracias Ángel por tu voto.
Hola, Javier.
Desgraciadamente, una historia real. Cuántos Totes ven truncados sus sueños…, pero ese final (“abrigado por las estrellas”) huele a esperanza.
Muy bien contado.
Mucha suerte y mi voto.
Pase lo que pase, siempre hay esperanza. Muchas gracias Gabriel.