Imagen de perfilUn sueño

Javier López Vaquero 

Aquella charla en la escuela sobre solidaridad, acabar con la pobreza, cooperar para conseguir agua limpia, cambió su visión del mundo. Como el cooperante, Tote Larusengue quiso ser abogado para ayudar a la gente del poblado y fortalecer la alianza con las otras tribus.
Un día con el apoyo del jefe Kiptembo dejó la sabana y partió en busca de la esperanza.
No volvimos a saber de él hasta que una plumbea tarde la gacela de hierro del cartero N,Geba apareció con una carta de Tote. Kasey Maleba, el contador de historias nos reunió ante el gran baobab al anochecer y dibujó las palabras.
Tote encontró la felicidad volando sobre alfombras, bebiendo en fuentes de miel… Nos fuimos a la cama soñando ser Tote. Mientras él, lejos, se acordaba de su gente. Preparaba su cama de cartón para dormir otra noche en la calle, abrigado por las estrellas

 

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