Sombras alargadas -movedizas estalagmitas- danzando en la bóveda de la caverna. Diversidad de ocres en los trazos rupestres. En torno al fuego, reunión urgente del clan.
Sacrificio ritual. Ancestral exigencia de responsabilidad. Condena sin juicio por comprometer la seguridad del grupo.
Bruscamente, Hijo del Trueno interrumpió el preludio:
– No podemos seguir aplicando la Regla Pétrea, heredada de tiempos oscuros. No somos una jauría de lobos. Antes de ejecutarlo, debemos escuchar los motivos de Bisonte Hosco. Desde hoy, un anciano defenderá a todo acusado. Ponderaremos cargos y descargos antes de imponer la pena. Ser más humanos nos ayudará a fortalecer nuestras familias.
Los ecos del prehistórico alegato del abogado Alfa agitaron las entrañas de la peña. Y en la umbría pared de la cueva, la silueta de un hombre bravo y desarmado nos interroga eternamente.
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Brillantísimo relato esta historia tuya del primer abogado de la historia. Muy evocador, y te compro sin dudarlo lo de que «un anciano defenderá a todo acusado». Así debería ser. Enhorabuena, mi voto, y un abrazo, Manuel.
Muchas gracias, Nicolás, por tu generoso comentario.
Fue grata coincidencia que ayer saltara la noticia de la antigüedad de las pinturas rupestres de Ardales. Ya había enviado el micro cuando la vi en los medios. ¿Por qué no fantasear con el carácter prehistórico del derecho de defensa?
Un abrazo.
Amigo Manuel, me vuelvo a quitar el sombrero ante tu calidad imaginativa y relatora. Eso sí, como en el yacimiento arqueológico de Atapuerca encuentren un código civil grabado en piedra, lo vas a flipar. Enhorabuena.
Muchas gracias, amigo Guillermo.
Bueno, aunque el Código de Hammurabi sea histórico y no prehistórico, estaba grabado en piedra; también las mosaicas tablas de la Ley. Lo mismo necesitamos una piedra de Rosetta para descifrar los anteriores mensajes jurídicos rupestres.
Muy original. Enhorabuena.
Muchas gracias, Juan Antonio.
“Original” significa también, en su primera acepción, “perteneciente o relativo al origen”; y es lo que he pretendido: fantasear sobre el origen de la abogacía.
Madre mía Manuel, qué imaginación le has echado este mes! Con este nivel, lo has puesto muy difícil.
Mi voto y un beso.
Muchas gracias, Ana María, por tu elogiosa crítica y tu apoyo.
Esperamos el fruto de tu magín.
Un beso.
Tu fantasía e imaginación no tienen límites, Manuel. Tus relatos son estupendos y éste , con sus tintes ocres, no podía ser menos.
Mi voto y un abrazo.
Muchas gracias, Ana Isabel.
Usando las mismas letras de “ocre” sale la palabra “creo”. “Creo” puede ser del verbo “creer” o del verbo “crear”. Está claro que hay que creer para crear. Ojalá sigamos siendo creyentes y creadores.
Un abrazo.
El origen de la abogacía, podría ser el subtítulo de tu relato. Bravo, Manuel! Muy bien ambientado… pareces más paleontólogo que Arsuaga, ja, jaaaa!!!
Me ha gustado mucho, compañero!!!
Los nombres de los protagonistas, no tienen precio.
Te deseo mucha suerte y te mando un voto con un abrazo!!!
Marta
Así es. Emulando la frase del futbolista, “contigo, Hijo del Trueno, empezó todo”.
Hay que reivindicar este sentido de la palabra “alfa”, que antes de paleontólogos y antropólogos, ya usó Cristo, para olvidarnos de la “variante alfa o variante británica”.
Muchas gracias por tu apoyo, Martutxu.
Un abrazo.
Enhorabuena Manuel por este relato que nos lleva a los anales de la prehistoria. En aquellos tiempos surgiría la necesidad de condenar y también de defender. Muy bien enmarcada la escena en esa cueva imaginaria.
Mi voto y un saludo.
Muchas gracias, José Manuel, por tu elogiosa crítica y por tu apoyo.
Los medios suelen decir de cualquier acontecimiento que es “histórico”; sería chocante que lo calificasen de “prehistórico”, pero le daría muchísimo valor.
Un cordial saludo.
Magnifico relato. Me imagino la escena en la cueva de Altamira. Podría valer la idea para una película sobre los orígenes de la justicia . Mi rendido voto que ya te otorgué y mucha suerte en el concurso, pues merece premio tan original y sugestivo escrito . Un abrazo,
Muchísimas gracias, Francisco José, por tan ferviente apoyo. Habrá que hacer arqueología jurídica.
Un abrazo.
Me gustas muchooo, me gustas mucho tú, tarde o temprano seré capaz de escribir como tú (versión adaptada de la canción de Rocío Durcal).
Con música la letra entra, ¿era así el refrán? Y si hay que entrevistar a Platón en su Caverna, sea.
Eres un alfa de los relatos de abogados. Y callo ya, me voy a buscar un sombrero para poder quitármelo.
Ah, un abrazo, Manuel, que con las prisas olvidaba la educación.
Me he puesto colorado, Margarita, como el bisonte de Altamira.
¿Sabes que también recordé a Platón cuando escribía el micro? ¿Podemos usar el mito de la Caverna para decir que nuestros micros ya están escritos y los vemos reflejados en nuestra mente antes de transcribirlos?
¿Seré capaz de escribir -o incluso bailar- sobre la punta de la i, como tú, Margarita?
Muchas gracias por tu desmedido apoyo.
Un fuerte abrazo, psicóloga y mind-reader (en su sentido más literal).
Todo tiene un comienzo, también la presunción de inocencia, el derecho a ser defendido y el oficio de abogado. Seguro que en esos tiempos primigenios había más celeridad en los procesos que en los actuales.
Un abrazo y suerte, Manuel
Muchas gracias, Ángel.
Seguramente sí, los procesos serían más rápidos al no haber autos de miles de folios ni largos escritos (no habiendo escritura).
Un fuerte abrazo.
Me encanta esa visión del derecho cavernicola. Son los orígenes del pensamiento del homo-abogadis, el eslabon perdido de Darwin.
Mi aplauso y mi voto
Muchas gracias, Santiago.
Algunos comentaristas citan Atapuerca o Altamira, pero el lugar del micro también podría ser la malagueña cueva de Ardales, que fue noticia el mismo día que lo escribí y envié.
Un abrazo.
Muy buen relato, Manuel, chapó!
Muchas gracias, Manuel, Hellpop. Lástima que ya no usemos sombrero y que «chapó» o incluso «Hat trick» hayan perdido el referente.
Brillante historia. Te felicito Manuel. Rebosas creatividad y orginalidad abordando historias tan diversas como infinitas, a veces como es el caso desde los inicios de los tiempos de la humanidad.
Mi voto y enhorabuena.
Muchas gracias, Juan Manuel, por tu desmesurado elogio y por tu apoyo.
Genial, Manuel.
Esta prehistoria de la abogacía determinaría la evolución del hombre.
Enorme micro y enorme imaginación por tu parte. Bravo.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, Gabriel, por tu elogio conceptista: un micro -algo pequeño- calificado por ti de “enorme”.
Un fuerte abrazo.
Platón estaría orgulloso de tu micro y yo también, jejeje. Un abrazo y un voto (aunque ya veo que no lo necesitas este mes)
Muchas gracias, Esteban.
Y yo, muy orgulloso de tu apoyo, que para mí es muy valioso.
¿Cuándo conoceríamos -al modo platónico- la idea de la “justicia”? ¿Sería en aquellas edades remotas?
Un fuerte abrazo.
Es un relato muy bien ambientado. Tiene estalagmitas y sombras «bailarinas», colores, sonidos incluso ecos…Tiene excelentes personajes, como el abogado Alfa, Bisonte Hosco o el Hijo
del Trueno.
Es un «micro» que nos interroga eternamente.
Mi aplauso y mi voto, el 77.
Me encanta tu crítica -demasiado elogiosa-, una auténtica disección o diagnóstico integral de mi micro (se nota tu profesión).
Muchas gracias, Aurora, y mucha suerte en la final.
Es un relato originalísimo. Enhorabuena y mi voto.