El juicio más difícil
Mireia Gómez · BARCELONABajé las escaleras conteniendo el aliento. Me enfrentaba al caso más trascendental de mi vida. A lo largo de mis seis años de carrera me había abierto paso entre millones de juicios a los que, mediamente el razonamiento, me habían enseñado siempre a preservar la inocencia de acusados, responder demandas, negociar tratos, etc. Pero en aquella ocasión no estaba dispuesto a ceder lo más mínimo. Me llevaría unos minutos relajarme, puesto que mi nerviosismo era visible. Repasaba mentalmente los argumentos que había tejido para exponer ante la defensa: estrategias para dar mayor credibilidad a mis afirmaciones. Tomé mi posición en la sala y esperé paciente mi turno. Estaba dispuesto a correr cualquier riesgo por defender los derechos de mi cliente así que cuando llegó mi momento no dudé en lanzar mi acusación:
-Mamá, la tortilla de patatas es mejor con cebolla.
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Te estreno el marcador y sí, la tortilla con cebolla está mucho mejor. Buen giro final que no esperaba. Un saludo.
Me encantan estas historias donde las cosas no son lo que parecen, es un recurso que yo utilizo a menudo, de hecho este micro me recuerda a uno que escribí yo, con galletas en vez de tortilla.
Enhorabuena, Mireia, y mi voto para tu micro y también, por supuesto, para la cebolla en la tortilla. ¡Dónde va a parar!
Me ha encantado tu relato al que he votado, pues comparto la opinión de tu protagonista y, aunque los puristas dicen que sin cebolla, yo se la pongo siempre a mis juicios personales, pues ese «picorcito» soportable y a veces hasta dulce, solo te lo da la cebolla.
Enhorabuena por ese juicio tan, tan difícil…
Pleitear con una madre es harto complicado, incluso cuando no tiene razón.
Me apunto a la cebolla.
Un saludo, Mireia