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José Manuel Dorrego Sáenz 

Al aceptar la defensa de Joe “Quebrantahuesos” era consciente del riesgo que corría. Vino una mañana a verme al bufete, elogió la decoración del despacho y enseguida fue al grano:
—Me han dicho que eres el mejor de la ciudad. Se me acusa de delitos que, naturalmente, sí he cometido, y a partir de hoy tu única misión en la vida es conseguir que salga absuelto de todos ellos—, dijo. Y añadió:
—Desde hoy, nuestros destinos van de la mano: si yo caigo, tú caes ¿Capici?
A través del tejido de su chaqueta era visible la beretta del 22, así que acepté el encargo. Con ciertos tipos no se puede dar un paso en falso si pretendes preservar tu vida. No en vano, cuando te llaman “Quebrantahuesos” es porque has dado suficientes muestras para que te llamen así: hay cierta clase de apodos que no se consiguen por casualidad.

 

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