CUESTIÓN DE EMPATÍA
Ernesto Ortega garridoYa me he traído a vivir conmigo a una familia que desahuciaron, llevo acogidos tres migrantes menores que iban a repatriar y he contratado de ayudante a una madre soltera que despidieron por quedarse embarazada. Soy de los que creen que un buen abogado debe empatizar con sus clientes. Vivir cada causa como si fuese propia, convertir cada fallo desestimatorio y cada recurso en una cuestión personal. Trabajar por amor, en lugar de por comisión. Pero, si no quiero que mi vida se convierta en un valle de lágrimas, tendría que dejar de implicarme tanto. Mi mujer no para de advertirme: tengo que saber desconectar y dejar de traerme trabajo a casa, pero ¿quién es ella para darme consejos? Al fin y al cabo, nos conocimos por internet, cuando me contrató para que le llevase el divorcio.
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Me gusta tu historia porque me identifico en gran medida con el protagonista. En mi caso, empatizo tanto que defiendo mejor los derechos de la otra parte que los míos. Mi voto y mucha suerte.
Rebosa empatía y solidaridad. Me cae bien tu abogado, y por eso le envío mi voto.
Mucha suerte y un saludo, Ernesto.
Nada que objetar a la empatía absoluta, aunque resulte un desastre. Brillante relato, enhorabuena, mi voto y un saludo
¡Maestro!