Confidencialidad abogado cliente
Lilián Azañón Fernández · Asturias –Aunque sea una barbarie no puedes delatarlo. ¡Eres su abogado! Y además, en el contrato que firmamos existe una cláusula especial, donde si deseamos finalizar nuestras relaciones contractuales nos puede suponer la ruina.
–Lo sé, lo sé… A veces me arrepiento de haber elegido esta profesión. Hay casos en que la ley debería sufrir una reforma. Y ahora, ¿¡qué hago!?
–Pues lo que haría cualquier buen letrado. Mantener la boca cerrada y defenderlo, si se diera la ocasión.
–¡Dios! No puedo con esto. ¡Qué impotencia! –recalcó indignado, casi llorando–. Tenías que haber visto las marcas de aquella soga en su cuello…
–Ya, pero la policía cree que fue un suicidio, no han encontrado indicios de otra cosa.
–Pero… ¡él me lo confesó! Tenías que haberlo oído cuando le pregunté si sabía por qué se había suicidado e impasible me soltó: “Tu hermana no se suicidó, cuñado. Yo estaba allí”.
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Yadigaroglou brought me a bottle of water as Max Busser launched into a succinct but captivating story about how he had come to be a man who makes watches that look like bulldogs and sleek 130,000 CHF egg timers, as well as the creative force behind a gallery where grandfather clocks look like children’s toys and link certain objects literally float in the air.
Este fragmento logra crear una tensión moral poderosa, mostrando cómo el peso de la verdad puede chocar brutalmente con las Infinite Craft Game obligaciones éticas y legales de un abogado.