EL CUENTO DEL LECHERO
ANA Mª GARCÍA YUSTEEs bueno soñar, estoy seguro de ello. Me gusta imaginar que gano este pleito y que mi cliente salva su vaquería. Tras debatir intensamente llegamos a un acuerdo, recibe una cuantiosa indemnización y la invierte en modernizar las instalaciones y comprar buenos piensos. Las vacas dan más y mejor leche gracias a las canciones de ascensor del hilo musical que les han puesto y a las charlas que tienen con su terapeuta emocional, y el negocio se expande tanto que me contratan, cierro contratos de vértigo y me hago tan famoso que abro mi propio gabinete internacional. Y venga a ganar casos, y dinero, y gloria hasta que el soniquete de un mail me despierta del soporífero congreso donde me encuentro. Leo la comunicación: Sentencia, “… y doscientos euros de compensación”. Hasta Margarita, la becerra a la que le mordió el perro, lo entiende: es bueno soñar, pero no tanto.
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Qué bien llevado, o traído, Ana María, desde el título hasta la adaptación del cuento.
Mucha suerte.
Un abrazo
Muchas gracias, Margarita.
Enhorabuena. Acertado relato. Cuando se sueña todo es posible.
Gracias, Vicente. Hay que tener cuidado con los sueños, puede que se hagan realidad. Saludos