Papá
Alejandro Martín Páez · Sevilla…le miró a los ojos y le dijo:
-Papá, ¡por fin soy abogado! Parece mentira, ¿verdad? Tan joven y ya tengo la carrera de derecho, un máster y trabajo en lo que quiero. Ahora a trabajar duro. Ya sabes que, como tú, soy bastante radical con el trabajo. Hay que hacerlo todo siempre lo mejor posible. Solo espero que nunca se decrete mi expulsión de una sala por realizar una defensa demasiado apasionada. ¡Menuda vergüenza! Aunque, ¿quién sabe? Quizás en un futuro no muy lejano tras apelar en alguna Audiencia acabe mi conclusión final envuelto por el sonoro aplauso del público. Sí, sueños de grandeza, ya me conoces. En fin papá, me marcho. Gracias por ayudarme siempre y espero que estés orgulloso de mí.
Guardó entonces la foto en su cartera, se dio la vuelta y abandonó el cementerio, sabiendo eso sí, que su padre, allí arriba, estaba orgulloso.