Mi ley
Roberto de la Caridad Fernández García · Varadero (Cuba)Tomo mi enésimo café del día en la barra del bar, frente a la Audiencia, a la hora de almorzar. Mis ojos se detienen sobre el portafolio donde guardo los papeles de la causa que ya sé perdida. Paso revista a los avatares del proceso, desde que el Tribunal desestimara la solicitud de sobreseimiento; cuando apareció aquella fotografía comprometedora que hoy el investigador policial presentó durante la vista… y me veo sin argumentos para fundamentar mi alegato. Dejo el café y suspiro con tristeza al pensar en la ofrenda que habré de hacer esta tarde a los dioses de la justicia, cuando, posiblemente, mi hijo sea condenado a muerte. De pronto siento que me aplasta el peso de esa misma ley que siempre defendí, pero que ya no es mi ley; y rompo a llorar desconsoladamente.