LA PRIMERA VEZ
ALICIA PAGES CASAS · GRANOLLERSLos nervios se apoderaron de mí en cuanto el Magistrado me concedió la palabra. La defensa de aquel recurso iba a ser mi primera intervención como letrada. -“Con la venia, Señorías”-, pude balbucear , -“quiero decirles que mi cliente es inocente”-. Luego, un eterno silencio invadió la Sala hasta que se oyeron las campanas de una iglesia cercana. – “Son las doce”- pensé volviendo el rostro hacia la ventana. “Señores, ¿no les parece que una carroza acaba de convertirse en calabaza?” – resonó una voz grave. El cielo estaba nublado. A lo lejos, me pareció ver que una anciana que cruzaba el viejo puente me saludaba, sonriente. Al instante, un rayo de sol me deslumbró y mirando a su Señoría fijamente, con voz firme, contesté: -“No en esta ocasión, Señoría, tal vez otro día”-, continuando mi argumentación sin titubeo alguno.