Irene Golden uiz
Microrrelatos publicados
LAS UVAS DE LA IRA
Por quinto año consecutivo, el reloj de la plaza dejó a los vecinos de Villajuiciosa con sus 12 uvas sin tomar. En esta ocasión- tras un lustro de desdichas- supersticiosos y piadosos agitaron las calles, exigiendo la inmediata sustitución de aquella antigualla por un reloj electrónico. Ante el pulso de poder, el alcalde ordenó aplastar la revuelta y declaró la impuntualidad del acusado Bien Municipal Protegido, con vengativa retranca.
Su desafiante ordenanza dividió al pueblo en dos: los que masticaban la rendición como especia amarga y los que conspiraban para prenderle fuego al reloj. En mitad del maremagno, la frutera apeló al buen juicio de sus convecinos y propuso una colecta para abonar la tarifa de un reputado abogado acusador.
Cuentan que fue tan vehemente su alegato y tan celebrada la victoria que, rayando la medianoche, el corazón del alcalde, abrumado de escarnio, se paró como uva que se atraganta.| Septiembre 2016
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