Deprisa, deprisa

Pedro Alonso-Basurto Castro · Madrid 

Aparcó en doble fila. Un panfleto en el parabrisas pretendía engañar al de la hora. Ya pagaba suficientes impuestos y llegaba tarde. Subió la escalera corriendo, cruzó la puerta y se dirigió a la sala contigua. -¡Oiga! – gritó la secretaria- ¡Vd. no puede entrar ahí!. ¡Se está celebrando…! -Lo se – dijo él jadeando – ¡Siento el retraso…! Abrió la puerta de golpe. – ¡Señoría! – dijo elevando la voz –; ¡Demostraré que la resolución está fuera de plazo…! Antonio enmudeció de repente. Ante él, un hombre con bata blanca examinaba a una mujer tendida en una camilla. – Sr. Ríos, su esposa me contó que tiene muchos casos y que el embarazo de trillizos le tiene preocupado – dijo el hombre de la bata blanca-. Pero esta es la consulta del ginecólogo. Debería descansar más – continuó-. Cierre la puerta y vuelva el próximo martes…¡con su mujer!

 

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