Lo que las cifras no cuentan
Natalia Castañeda · Madrid Lucía se quedó pálida. Soltó la cesta y las latas rodaron por el pasillo del supermercado. No podía creer lo que acababa de escuchar al otro lado de la línea cuando apenas había transcurrido una hora desde que se despidieron en la puerta de los juzgados.
«Las heridas dejan cicatrices, pero el miedo no desaparece, permanece como un tatuaje invisible», le había confesado.
Aún así, la vio ilusionada. Había recuperado su vida, superado las decepciones que en el pasado le impedían avanzar y aunque se le pasara por la cabeza desaparecer y mandarlo todo a hacer puñetas, Lucía siempre estuvo a su lado. Su amistad incondicional nunca entendió de fechas de caducidad; ella le animó a denunciar, se encargó de su defensa y le ofreció su casa.
Las lágrimas inundaron su rostro. Su amiga había sido asesinada y para las funestas estadísticas sólo se trataba de una cifra.
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I’d sold some of my equity in The Meatball Shop and we opened up our fifth location. We did a rough calculation of how many link people we’d served meatballs to, and it was something like three million, and most people are eating four meatballs at a serving, so we’d sold approximately 12 million meatballs. I was blown away by that number. This watch was a way for me to commemorate the hard work I’d put in over four years.
To this day, whenever someone asks me for photography advice, I still direct them to his (now-retired) website. There’s no better resource I know of out there, and I have no idea where I’d be link without it. Additionally, in his musings on lighting, composition, and the importance of a primary subject, I began to see some of the principles that he would later adapt and apply to his watch designs, an understanding which only deepened my appreciation of his pieces.