Imagen de perfilLA SALA DE VISTAS

Mª Victoria Peidro 

No hizo caso de su tía Adelita, no quiso las tallas de madera ni las pinturas al fresco de una iglesia, no le pasara como a su hermana, que al poco tiempo de la ceremonia el cura colgó los hábitos y montó una inmobiliaria. No quiso un concejal, como aquel amigo de su abuelo que casó al primo Bernardo, que meses más tarde fue acusado de estafa y sufrió el decomiso de todos sus bienes. Y allí estaba, ante una bandera de España y la foto de un rey recién estrenado, se le hacia extraño, le parecía un sueño, por primera vez no estaba ni a la derecha ni a la izquierda de su Señoría, estaba en el centro, era el novio, iniciando un plan con poco futuro, testimonio de ello podían dar él mismo en tantos divorcios disputados en esa misma sala de vistas.

 

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