Imagen de perfilLA PARADOJA DE HELLPOP

MANUEL MORENO BELLOSILLO 

Las cosas no pintaban bien para los abogados desde que instalaron en los tribunales a los jueces-androide, justicieros robóticos desconocedores de la fatiga y el error. Su forma cartesiana, cuasimecánica, de resolver los litigios suponía una brusca pérdida de valor de la retórica y la elocuencia, herencia inmemorial de las artes liberales y armas habituales de los abogados para litigar. Parecía el fin de una antiquísima y noble profesión… hasta que un día Horacio Hellpop- el abogado de los casos extraordinarios- descubrió la paradoja explosiva. Después de un conceptuoso resumen de prueba terminó afirmando: «todas mis conclusiones son absolutamente falsas, incluyendo, por supuesto, esta última». El juez-androide trató de procesarlo, empezó a emitir un zumbido y a echar humo por las orejas hasta que su cabeza explotó. Después de ese incidente retiraron a todas las unidades androide y miles de picapleitos pudieron seguir desplegando libremente su arte por los Tribunales.

 

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