Pleitos tengas…
ISIDRO SILOS LILLOMi cliente ya estaba advertido. Su cruzada judicial contra la comunidad de propietarios del bloque donde vivía había sonado a tripas desde el principio. “La pasión justa con que enfrentar un pleito -le había dicho- no brota de las vísceras; progresa con rigor desde la cabeza, proyectando la voluntad del corazón”. Pero en algún punto me cansé de ponerme tan poético, así que zanjé aconsejándole no meterse en camisa de once varas, ser más pragmático, tragarse las ganas y buscar la forma de conciliar posturas. Todas buenas palabras, sabias, pero a todas se llevó el viento, pues mi cliente no quiso otra cosa que ser el más rápido desenfundando su demanda; y así se hizo. Un año después, aquí estamos, reunidos, con una muy mala sentencia que echarnos a la cara, y al bravucón sólo se le ocurre decirme una cosa: -en menudo lío me ha metido, abogado-.
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Qué bueno! Identifico a muchos clientes así, que efectivamente me terminan culpando! Lo de «desenfundar la demanda» me ha encantado, jaja. Mi voto y suerte.
Buena historia. 1 voto