Un botón
Raquel Sánchez López -Se nos ha ido de las manos, abogado. El crecimiento de la población se ha disparado, sin embargo el sistema productivo de la colonia ha disminuido. Se niegan a realizar el empleo que les ha sido consignado. El método de asimilación de nuestros usos y costumbres ha fracasado; en vez de ser inclusivo ha servido para alejarlos aún más de nosotros.
Ya no hay tiempo para segundas oportunidades, ¿qué tiene que alegar al respecto?
-Como representante legal de la raza terrestre debería negarme, promover y alabar las cosas positivas que aportan estos seres, pero no podemos negar lo evidente. Doy mi consentimiento para poner fin al experimento y carta blanca para su exterminio.
Entonces, los dos alienígenas entran en una oscura sala del complejo de una de las lunas de Júpiter. Y apretando un simple botón, la raza humana, junto con su maltrecho planeta, quedan reducidos a escombros estelares.
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Cuando un abogado tira la toalla hay poco que hacer. En parte y por desgracia le comprendemos, hay muchas veces que todos pensamos que no tenemos remedio, que, antes o después, con tanto egoísmo y sinrazón, vamos derechitos a la autodestrucción, de una forma o de otra. Esperemos que, pese a todo, no seamos un experimento fallido.
Un relato muy original, distópico, como se dice ahora, apocalíptico, como se ha dicho siempre.
Un saludo, Raquel. Suerte y mi voto
Jolines, Raquel, qué mal futuro le pronosticas a los humanos. Yo no quiero ser un escombro estelar, aunque un sustillo no nos vendría mal para provocar un cambio de actitud.
Qué micro tan chulo!
Un abrazo y suerte con él.
Deberían haber apretado el botón hace ya mucho tiempo… Un relato magnífico. Enhorabuena y mi voto
Acaso los humanos hemos apretado un botón (el de la indiferencia) hacia las personas calificadas de minus-validas? . Una gran parábola. Suerte
Raquel, espero que no se cumpla la sentencia y exista una oportunidad para todos.
Buen relato. Mucha suerte. Te dejo mi voto.
Besos apretados.