El límite de la paciencia
Anselmo Carrasco Merlo Empatizar con el acusado. El relato del señor Cosme me sobrecogió. Era cliente de toda la vida de aquel banco que ahora soliviantaba su orgullo. Mi patrocinado no tiene internet para operar con sus cuentas, ni falta que le hace. Le cobran comisión por unos servicios que no tiene. En la oficina bancaria le obligan a retirar dinero con una tarjeta que no sabe utilizar. Ni le ayudan ni quieren. Del valle de la calma pasó al pico de la desesperación. Todos los días acudía para sacar dinero, el dinero que tanto trabajo le costó ahorrar, sin conseguir su objetivo.
La noticia del día: «Guardia civil jubilado atraca una sucursal a punta de pistola». Pero no era la realidad. Mi defendido solo quería extraer cien euros de la cuenta para sus gastos habituales. El auto desestimatorio denegó mi solicitud para aplicar de eximente de trastorno mental transitorio. Continuaría en prisión.
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No me extraña que este pobre hombre perdiera la paciencia… Lo de los bancos es tremendo.
Mi voto para el Sr. Cosme.
Para ti un abrazo.
Muchas gracias, es lo que tienen las nuevas tecnologías y la poca empatía.
Y pensar que todo empezó en unas bancas de madera. Ahí les volvía a sentar a más de uno (y una); o mejor en una banca (que no silla) eléctrica.
Suerte, Anselmo.
Tienes toda la razón. Muchas gracias, Manuel
Empatizo con Anselmo, lo de los bancos no tiene justificación.
Suerte con tu micro-denuncia.
Esperemos que la administración tome cartas en el asunto, pero poderoso caballero es don dinero. Muchas gracias.
El indulto para Cosme, pero ya. Gran relato. Enhorabuena, mi voto, y un saludo
Gracias, Nicolás. Don Cosme te lo agradece.
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