¿Amigos?
Tomás Núñez ArenasA Javier, mi nuevo amigo, le proporcionó mi contacto un conocido común y me saludaba siempre con su frase favorita: “hay que tener amigos hasta en el infierno”
Al reformar su vivienda, tuvo problemas y acudió a mí. No obstante, no fue el peor escenario gracias al acierto de documentar dicha reforma mediante contrato, siguiendo mi consejo. Al finalizarla, el contratista, en una interpretación abusiva del presupuesto inicial, pretendía hacerle pagar lo allí estimado, haciendo caso omiso al contrato que estipulaba que el coste final sería lo realmente realizado.
Unas llamadas, un burofax y asunto resuelto.
Éste me lo agradeció, pero no perdió un minuto en pensar en minuta alguna. Yo se la iba a perdonar, pero cuando me volvió a recordar su frase favorita me quemé, no sé si en el infierno, y me juré no volver a hacer, jamás, de abogado del diablo.
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Los pactos con el diablo suelen salir caros, sobre todo cuando lo que está en cuestión es la minuta,jejeje. Buen micro y buen final, Tomás Jesús. Suerte y un abrazo.
Gracias por tu comentario. Muy amable.
Hay que tener amigos hasta en el infierno, no cabe duda, pero también dicen que quien juega con fuego se quema, y que hay que evitar las malas compañías. Tu abogado ha de dar gracias de no haber salido más escaldado, tuvo que conformarse con trabajar gratis, a pesar de sus buenas gestiones.
Un saludo y suerte, Tomás
Llevas razón. La experiencia nos dice que la amistad y los negocios son como el agua y el aceite, ni se mezclan ni se debe intentar mezclarlos. O parafraseando el título de una canción “cuando los negocios entran la amistad salta por la ventana…”
Gracias!!!