Abracadabra

Lola Sanabria García · Madrid 

“El rapto de Europa”, me aclaró don Julián, cuando vio que miraba fascinada el cuadro que colgaba de la pared de su despacho. Mamá sacó los cubos de colores y dijo que los fuera encajando, que enseguida volvía. Luego don Julián la cogió de la mano y, como si se tratara de un mago, la hizo desaparecer con él, detrás de una estantería. Cuando reaparecieron, yo estaba dormida sobre la alfombra. El día del señalamiento para la vista oral, don Julián parecía un cura dando la absolución. Dijo que, a pesar de su vida, mamá era una buena madre y debía quedarme con ella. Hace unos días que mamá me dejó y me quedé sola en el mundo. Don Julián insistió en que fuera a visitarlo a su despacho. Mientras lo esperaba me quedé embelesada mirando el cuadro y, sin saber cómo, desaparecí detrás de la estantería.

 

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