La hoguera de las ilusiones
LITA RIVAS FOLGAR · Teo(A Coruña)Como abogado especializado en litigios de herencias, me tocaba siempre el mismo menú: procesos largos con familias enteras enzarzadas en cruentas e interminables batallas. Hasta que en mi horizonte profesional surgió aquel caso que parecía no ofrecer dudas. Mi cliente era hijo único de un viudo, que había fallecido en una residencia de pensionistas, y que me prometía una suculenta comisión por agilizar trámites. Pero el hijo pródigo olvidó un detalle clave. Una vez precintada la habitación y realizado el inventario, apareció un testamento ológrafo con un desconocido como heredero universal y además cotitular de todas las cuentas y acciones del fallecido. Para mi cliente fue la hoguera de las ilusiones y el oprobio cuando se desveló que el misterioso heredero era un joven de vida disipada con el que el fallecido mantenía una relación sentimental. Yo no perdí tanto, solo el pleito y por supuesto la prometida comisión.