Seducción silenciosa
Abel Herrera Márquez · MADRIDSu seducción abarcaba desde la presidencia a la alcaldía, haciendo despertar la curiosidad y provocando al instinto irracional con tan solo su esencia. Su amor y debilidad, acabó con su trayectoria y cargo en la comisión gubernamental. Su misión dió un giro inesperado… “Estaba en un restaurante comiendo de menú y recibí una llamada inquietante. Alguien había encontrado la ropa interior junto a la hoguera. ¿Seria la pista clave para el pleito? Todo encajaba a la perfección y no podía eliminar lo que ahora me daba vida. Este encargo me superaba y un despiste ahogado en un inexplicable placer me impidió finalizar mi trabajo con éxito. Siento haberte mentido, me he enamorado de ti”. Este es el mensaje que dejó registrado en mi contestador: “Muchas gracias por la información, señor…” Y una bala silenciosa penetró en su cerebro dejándole sin vida al instante.