EL LORO
Guillermo Sancho Hernández Tengo un loro en el bufete, entre leyes y códigos. Lo cuido temporalmente, por unos días, hasta que sus dueños (unos clientes míos) regresen de un viaje. Le encanta ver la televisión, al pajarito. Además parece que sabe leer, porque cuando ve en la pantalla de mi ordenador que estoy redactando algún alegato que no le convence me llama “aspirante a letrado”, afirma “eso son zarandajas”, o me pregunta “¿seguro que fuiste a clase de derecho procesal?”. Anteayer decidí situarlo en el otro extremo del despacho, cerca del balcón, y empezó a silbar a las chicas que pasaban por la calle. Ayer me pidió que le sacara de la jaula, que quería irse. Me negué, por supuesto, no sin antes preguntarme qué hacía yo debatiendo con un loro. Hoy, nada más verme, ha empezado a reclamar una y otra vez, como un disco rayado, la independencia de los ovíparos.
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Muy simpático Guillermo, Espero que le pongas nombre al loro y nos cuentes más.
Muchas gracias, Eduardo.
I’d been looking link forward to seeing the Celestial Voyager in person ever since it was first announced – and I think one look at the watch will make it clear why. It’s downright beautiful and representative of traditional, high-end Swiss watchmaking in all the best ways. I could tell far before I had ever handled the Celestial Voyager that its very existence was the culmination of a considered artistic and design process.