Alegato final
Paula Hernández Burguete · ValenciaVolvía a casa después de un duro día de trabajo. Deseaba darme un baño y clarificar mis ideas. Dejé mi mente en blanco, como si fuese de cartón. Una vez acabé volví a actualizar mi memoria y recordé que al día siguiente tenía que defender un importante caso de transparencia fiscal. Salté de la bañera y me dispuse a ensayar mi alegato final:
-Estimados jueces, señor fiscal, y concurrencia aquí presentes. Estoy convencido de la veracidad de mi cliente. Me gustaría demostrarlo con el siguiente ejemplo. Imagínense que van caminando ustedes por la calle y de repente se encuentran un billete de cinco euros. Si no ven de quién es, no se lo entregan a la policía; lo recogen y siguen andando. Esto mismo le ocurrió a mi cliente. La cantidad era mayor y en un sobre, pero no se sabía nada más. Jamás hubiese robado ni una triste piruleta
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Molas
Me encanta. Mi voto es para ti.
Muchìsimas gracias Ana