Cuando Elsa me abandonó, el ritmo de mi vida adquirió una cadencia monótona, pendular, como ese columpio oxidado que nadie quiere empujar… Además, ¡extrañaba tanto a nuestra pequeña Lola! Por eso decidí reclamar la custodia compartida.
Elsa se presentó con su abogado de siempre: su padre, mi mentor (un señor obeso, vestido de luto, con pinta de vicario de la Edad Media o la posguerra española; uno de esos abogados que, profesionalmente, en un baremo del cero al diez, conseguirían un doce), a quien nuestro divorcio le resultó pan comido, y quien, tras el mismo, me invitó a abandonar el puesto de trabajo que ocupaba en su bufete.
Pero, hoy, la Ley se inclinará a mi favor: Lola no es una de las muchas pertenencias de la familia de Elsa… Y, sobre todo, el cariño de un perro (perrita en nuestro caso) no entiende de méritos legales ni posición social.
+61
Queremos saber tu opinión
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Muy bueno, Petra. Un giro final muy animal.
Suerte y abrazo.
Amparo, un placer volver a coincidir contigo por aquí.
Muy buen relato. Hay personas que aman a los animales tanto como si fuesen hijos. Muy bien narrada esta historia de divorcio con custodia compartida.
Un beso y mucha suerte.
Hola, Amparo.
Efectivamente, el cariño de una perrita no entiende más que las letras del amor incondicional.
Felicidades, amiguita.
Un besabrazo enorme y mucha suerte.
Me ha encantado, que final tan inesperado. Y qué bien lo cuentas todo!!!
Un beso,
Asun
Jajaja. Kramer contra Kramer, pero en este caso el sujeto/objeto de la disputa es una perrita, Lola
(por cierto, la perra del periodista y contertulio Paco Marhuenda se llama Lolita -¿será su prima?-).
Mi voto y un abrazo, Amparo. Suerte. Guaguau.
Tu protagonista se ha quedado sin trabajo, pero no sin perrita. A veces la Justicia es justa de verdad, o eso nos parece. También se ha quedado sin suegro, pero seguramente eso le importe menos.
Un relato con un giro final muy bueno.
Un abrazo, Amparo
Qué tierno amparo! Enhorabuena y mucha suerte
Vaya, vaya… ya me «olisqueaba» yo algo con la tal Lola… muy bueno, Amparo… simpática custodia la tuya (tan importante, por otro lado, como la de los niños).
Me ha gustado mucho, sí señora… muy original y con sorpresa hasta el final, encima!!!
Un beso y un voto para tu «Lola», guauuuu!!!
Marta
Un buen giro y un voto de esperanza para la Ley.
Un abrazo, Amparo
Y Elsa se quedará sóla, con un vicario de la postguerra y sin perro que le ladre …princesa. Un relato delicioso.