Proyecto de futuro
Jerónimo Hernández de CastroEl niño se balancea con el ritmo cadencioso que disfrutaba en el columpio del parque, pero esta vez en el sillón de cuero de una sala del juzgado de familia. Le hace gracia ese chirrido solo audible para él en medio de la bronca que explota a su alrededor. Sus padres acaparan todos los decibelios, retorciendo hasta el infinito el baremo que designará al beneficiario de su custodia. Con ellos sus representantes legales que buscan en vano una pizca de cordura en medio del caos.
Él lo absorbe todo. Es una muestra genuina de aprendizaje vicario, en el que las conductas se adquieren por mera observación. No abre la boca. Acaba de descubrir que de mayor quiere ser abogado.
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Bravo, Jero, por ese personaje tan observador que más que a sus progenitores prefiere parecerse a sus defensores.
Suerte y abrazo.
Muchas gracias Rafa! Un fuerte abrazo. Mucha suerte también!
Hola, Jero.
Algo bueno salió de aquel juzgado de familia que, barrunto, no debe de ser el mejor sitio para un niño. Demasiados decibelios y tremendo caos hay en este juicio. Qué lástima que no solo sea una invención para un microrrelato.
Un abrazo gigante y suertísima.
En todas partes hay hueco para algo bueno por comenzar. Un beso enorme y mucha suerte también!
Hola, Jerooo (que no te había reconocido).
Pero como tu protagonista, aprendo leyendo tus letras.
Me encanta la postura de ese niño, que absorbe… lo bueno del caos.
Un abrazoooo
Jejejejeje el mismo Me alegra mucho que te haya gustado Un beso y mucha suerte!
La infancia siempre marca. Este pequeño protagonista ha preferido imitar a unos profesionales que no se inmutan ante las miserias humanas, que ser de los que las sufren o provocan.
Muy buen relato, Jero.
Un abrazo grande
Muchas gracias Ángel. A veces en cualquier realidad por mala que sea hay una pizquita de esperanza en el futuro. Un abrazo enorme
Con muchos niños como el de tu relato, en un futuro los padres «decibélicos» pasarán a la historia.
Un abrazo, Jero
Gracias Margarita! Me encanta tu optimismo! Un beso enorme
Por fortuna, el niño vio la mejor cara de los abogados: nuestra búsqueda de la cordura en medio del caos, porque si hubiera visto otras caras, su vocación habría sido otra.
Suerte y mi voto, Jero.
Muchas gracias Manuel! Me alegra mucho tu comentario . Mucha suerte también y un fuerte abrazo!
…Esa cordura que tanto buscamos en los asuntos de familia. Bravo por el niño. Y por ese relato tan bien escrito. Con final feliz. Se agradece.
Muchas gracias Ángel por tus palabras. Un final para la esperanza con abogados en medio de problemas empujando soluciones. Un fuerte abrazo y mucha suerte