Cicatrices
Esther Gomez BabinHace mucho tiempo, me abrió una brecha en la cabeza de un golpe. La desigualdad de fuerzas siempre fue evidente; yo era una cría menuda, aunque envalentonada, y él era enorme y fuerte, amparado por la impunidad de la niñez, que le permitía discriminar a los débiles a cada oportunidad.
Hoy, tantos años después, nos volvemos a encontrar. Pero ahora el contexto es positivo para mí. Se le acusa de hurtos y trapicheos y yo soy su abogada de oficio. Mi primer instinto es salir corriendo, pero mi profesionalidad me sienta frente a él, y en sus ojos y sus palabras aprendo que, indirectamente, fui víctima de su experiencia de maltrato. Llego tarde para salvarle de todo aquello, pero puedo ayudarle a caminar en la dirección correcta. Sonriendo, le enseño la sombra de mi cicatriz, y le aseguro que él también puede seguir adelante, a pesar de la suya.
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Muy bueno el relato Cicatrices
Muchísimas gracias :)
Todos provocamos alguna herida ea alguien, a veces, de forma involuntaria e inconsciente. La grandeza es no solo perdonar, sino incluso ayudar al agresor, porque bastante carga lleva ya encima, algo que, antes o después, ha de salir y caerle encima como una losa, como le sucede a este personaje, noblemente defendido por su víctima de la infancia.
Buen relato y bien contado.
Un saludo y suerte, Esther
Efectivamente, nadie estamos libres de ser el agresor en algún momento, pero necesitamos comprendernos y ayudarnos. ¡Muchas gracias por leerlo! Un saludo.
Un punto de vista muy original, humanamente optimista. Siempre cabe el perdón y las cicatrices pueden ser un punto de inflexión para volver a empezar. Me ha encantado. Enhorabuena y mi voto
Muchísimas gracias, me alegro mucho de que te haya gustado.
Extraordinario relato que te hace pensar. Te deseo mucha suerte , mi enhorabuena y mi voto por tu merecimiento.
¡Muchísimas gracias!