COLOSO EN LLAMAS
JAVIER VIGIL DE QUIÑONES PARRACuando vi aquellos «trajeadísimos» rostros, ya supe que allí sólo encontraría burla y displicencia.
—Bueno, ¿Qué será hoy, bella dama?¿»Matar a un ruiseñor» o «Philadelphia»?— Dijo entre risas Anselmo, el viejo director de recursos humanos.
—Discriminar a nuestros trabajadores por razón de su sexo es una acusación muy seria, Alicia, estamos firmemente comprometidos en la lucha contra la desigualdad, no puedes denunciar una brecha salarial sin evidencias— Completó, Juan, el colega que siempre secundaba al anquilosado director.
—Qué oportunidad— Pensé, y sin decir nada dejé caer todas la actas notariales de trabajadores varones de la empresa en las que manifestaban su sueldo, superior al de sus compañeras. Aquellos simples papeles cayeron cual plomo sobre la mesa.
— Anselmo, me alegra verte tan positivo, porque hoy lo que toca es: «Algunos hombres buenos».
Cerré la puertas tras de mí y me fui tranquila, sabiendo que no tardaría en recibir una llamada.
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Los directores de recursos humanos sirven todos para ser los jurados malos de «Doce Hombres Sin Piedad». Un relato muy bien escrito. Enhorabuena y mi voto.
El cine siempre es una fuente de inspiración. Con unos cuantos títulos de películas has sabido condimentar una historia para decir mucho con pocas palabras.
Un saludo, Javier