Malabarismos domésticos
Ana María Abad GarcíaPor más que se hable sobre la conciliación de la vida laboral y familiar, ir al bufete cada mañana dejando atrás a dos niños pequeños es para mí una condena diaria. Hoy, mi yo interior se rebela y, nada más llegar, arrincono a mi jefe en su despacho y le pido una reducción de jornada. “Imposible”. Juego la baza del teletrabajo y, al final, llegamos a un acuerdo.
Podré disfrutar de mis hijos, vivir con ellos algo más que los fines de semana, aunque tenga que aclarar el champú del pleito de Cristina contra el seguro del coche, sacudir las migas de empanada de la demanda de divorcio de Luis y Estefanía, o compaginar la lectura de Caperucita Roja con la apelación de Sebastián.
Su padre, con sana envidia, ha decidido hacer igual y ahora preside los juicios desde los columpios del parque, con el chándal bajo la toga.
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Buen micro, tienes mi voto. Suerte
Muchas gracias, Raquel. Un abrazo.
Qué complicado es todo. Pero poco a poco conseguiremos trabajo en un circo.
Un abrazo, Ana María
Sí, según el día te puedes sentir malabarista, o funambulista, o incluso domador de leones. ¿Una vida de circo, o un circo de vida? Quién sabe…
Gracias por leer y comentar, Margarita. Besos.
Bien reflejado el problema de la conciliación, cómo te entiendo … Ana, suerte con tu micro!
Un saludo
Muchas gracias, para muchos es el pan nuestro de cada día y cada uno se las apaña como buenamente puede. Al final, lo importante es poder disfrutar de los peques, que crecen muy deprisa… DEMASIADO DEPRISA.
Un beso, Carmen.
Me encanta!!!
Suerte con él.
Abrazote
Muchas gracias Towanda, siempre es una alegria que un relato guste.
Mil besos.
Tu micro también es un juego malabar, Ana María. Tiene la magia del más difícil todavía, de los equilibrios milagrosos y virtuosos…
Suerte, Ana María.
Sí, el malabarismo debería ser una asignatura obligatoria en el colegio, seguro que nos vendría muy bien para el día a día.
Muchas gracias Manuel. Besos.
Espléndida imagen de la complicadísima conciliación, brillantemente narrada y con ese necesario toque de ironía y sentido del humor. Enhorabuena, mi voto y un saludo.
Muchas gracias por tan positivo y completo comentario Nicolás. Que mi relato le guste a un monstruo de los micros como tú es suficiente para alegrarme la semana entera.
Millones de besos.
Hay días que me siento identificada. Enhorabuena por reflejarlo tan bien. Mi voto.
Muchas gracias Maria, te aseguro que lo he escrito con conocimiento de causa, y sé que en el grupo de los identificados con la situación no vamos a estar solas tú y yo.
Besotes.
Qué difícil la conciliación familiar…
Me ha encantado, Ana María. El segundo párrafo, maravilloso y el final, para enmarcar (imaginarte a un juez con el chándal bajo la toga y presidiendo un juicio online desde un parque infantil no tiene precio).
Mi voto y mucha suerte.
Un abrazo!
Gracias Gabriel, me alegro de que te haya gustado, aunque de momento me temo que imaginarlo va a ser lo único que podamos hacer ;)
Besos.
Magnífica presentación de la conciliación mutua y la conciencia personal de lo que debe ser una familia. Dos unidos en un mismo reto. Enhorabuena Ana María, me ha encantado que nos hayas incluido porque las nuevas generaciones ya no se comportan como las anteriores.
Gracias Guillermo. A veces no es fácil poner la familia por delante del trabajo, pero al menos los protagonistas de mi relato lo han conseguido, lo cual es un consuelo.
Me encanta tu relato, Ana María. Eso de «arrinconar «a tu jefe» es una genialidad.
Y él ha espabilado también: con el chándal bajo la toga preside juicios balanceándose en los columpios del parque.
Enhorabuena. Tienes mi voto
Muchas gracias Aurora, me alegro de que te haya gustado.
En realidad, se supone que son los niños los que montan en los columpios y el padre sólo acompaña; no quedaría muy bien ver al juez dictando sentencia en pleno vaivén, jajaja. Pero no descarto que algún ratito sus hijos le convenzan y se balancee con ellos también, aprovechando los descansos entre vista y vista.
Besotes.
Un toque de humor para explicar lo complicado que puede llegar a ser la conciliación. Buen relato, tienes mi voto.
Un abrazo.
Muchas gracias Alberto.
Por muy complicadas que se pongan las cosas -que a veces se ponen, ya te lo digo yo-, el humor siempre ayuda.
Besos.
Genial tu versión de la doble jornada simultánea. ¡Es tan difícl conciliar!
Lo que más me gusta es la implicación final del padre. Por desgracias, no siempre es así.
Enhorabuena!
Muchas gracias Rosalía. Cierto que hay mucho padre que se desentiende aunque me parece que, por suerte, cada vez menos. Yo me considero afortunada porque el que tengo en casa se implica hasta donde haga falta.
Un besazo.