DON RESURRECCION
Eva Cornudella Sáenz de ValluercaSolo don Resurrección podía llevar ese nombre sin parecer un mentecato. Podía decirse que era un nombre premonitorio; se salía de todas sin que le temblara el pulso.
Su inacabable argumentario había sacado de quicio a más de un juez. Era capaz de introducir réplicas y dúplicas a base de dar mil vueltas a los hechos, con aquella frase tan suya de:
-No, Señoría, me limito a contestar al correlativo.
Lo suyo era litigar. Utilizaba con destreza los recursos procesales hasta el agotamiento. Sus escritos inundaban los expedientes judiciales, incesantes, bajo su principio de oponerse a todo con rapidez, por la premura del tiempo.
Nadie redactó en sus años de ejercicio tantos escritos como él.
La última vez que se le vio fue en un acto de homenaje en su colegio profesional. Le dijo algo al oído al Decano cuando le felicitó. Luego abrazó la toga y cerró los ojos.
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Lo cierto es que, para ser un buen abogado, hay que resucitar muchas veces, porque el ejercicio de la profesión es sumamente perjudicial para la salud y matador.
Suerte, y mi voto.
Muchas gracias Manuel. Que tengas también mucha suerte!
Hola, Eva.
Una historia estupenda en la que todo encaja a la perfección, ¡qué bueno, hijademivida!
Bravo por don Resurección y por ti.
Un saludo y suerte.
Hola, María Sergia.
Muchas gracias por tu comentario.
Saludos cordiales!
Quizás con el microrrelato de mayo sepamos qué es lo que Don Resurrección le dijo al oído al Decano … Felicidades !!!!
Muchas gracias, Juan Carlos!!
Besos,
Fantástico Microrrelato!!!