JUNTOS PARA SIEMPRE
Eva María Cardona GuaschMe acerqué a ella con premura, sin clara intención de continuidad. Al principio, con mi juvenil despreocupación, todo resultaba entretenido. Cuando requirió más compromiso, la abandoné. No faltaron razones ni excusas en mi argumentario. Se resumían en dos: era demasiado joven para entregarle mi vida y necesitaba otras experiencias. Fui un mentecato, lo reconozco. Y ella, generosa conmigo porque, tras algunos vaivenes intrascendentes, me brindó una nueva oportunidad. Me reconcilié con ella. En parte, porque carecía de opción que me atrajera más. Pero la fui conociendo mejor y, como consecuencia correlativa, la fui comprendiendo y respetando. Sin darme cuenta llegó a absorberme y atraparme. Aprendí a quererla.
Yo, que inicialmente dudé de mis dotes para litigar, ahora sé que me conquistó para siempre y que jamás la dejaré. Resulta complicada y exigente. También apasionante, lo admito. Tanto que ya no imagino la vida sin ella, sin la Abogacía.
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Personificar la justicia no es novedoso. Sí es menos habitual hacerlo con la Abogacía. Tú la has convertido en amada para toda la vida. Yo la imaginé como una amante absorbente.
Suerte, y mi voto, compañera.
Gracias, Manuel. Ya sabes lo que suele ocurrir con los amores de toda la vida: tienen momentos de toda clase y color. Pero si el sentimiento es verdadero, son fructíferos y regalan una vida plena.
Todo parece indicar que vais a tener una relación fructífera y duradera.
Suerte y un saludo, Eva.
Gracias, Manuel. Ya sabes lo que suele ocurrir con los amores de toda la vida: tienen momentos de toda clase y color. Pero si el sentimiento es verdadero, son fructíferos y regalan una vida plena.
Margarita, la relación con la Abogacía es intensa. Es una compañera complicada pero interesante.
Gracias.
Compartimos pasión. Suerte
Gracias, compañero.
Una pasión que da mucha guerra y también alegrías. ¿A que sí?