La Naturaleza en el banquillo
MCarmen LLopis Me llamaron de un día para otro porque el abogado que tenía que ocuparse del caso había sufrido una apendicitis aguda y buscaron con premura al correlativo en la lista de reserva.
Allí estaba yo, pobre mentecato, con mi endeble argumentario intentando defender lo indefendible. ¿ A quien se le había ocurrido litigar contra la Naturaleza?.Muy al estilo americano mi cliente había demandado a una racha de viento por hacer caer un árbol sobre su coche. El Juez me miraba con gran curiosidad para ver por dónde iba a salir. Abogado¿ va a presentar testigos?. Si señor, respondí, pidiendo al agente que abriera la ventana de la Sala. Una ráfaga de viento hizo volar el bisoñé del Juez. Aquí mi testigo principal, dije, mientras el Juez corría tras su peluquín. No lo veo, dijo su Señoría, pero lo siente y lo sufre dije yo.
Ni yo me lo explico, ganamos.
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Parafraseando al Nobel Dylan, «the evidence, my friend is blowing in the wind».
Suerte, MCarmen.
!!
Gracias Manuel!!
All of the link house clocks worked – if one didn’t, it’d be in the workshop – and they all ticked and chimed in sync with one another. There was the background noise of the ticking, but every sixty minutes you’d get this awesome kind of musical interlude, with all the different chimes and bells ringing out all throughout the house to signal the hour. Man, I loved that sound.
The Good Ol’ Days, it seemed, were as good link as gone. I won’t bother dwelling on the subject of Rolex’s supply chain. As manager of HODINKEE’s social channels and a contributor to site moderation, I’m well-aware of your thoughts on the matter (I’ve read over a thousand of them). Ultimately, if I wanted to source the right watch, I was going to have to set my sights on the secondary market.