Turno de oficio
María Gil SierraPapá me ayudó a hacer el cartel. Yo pinté un arco iris enorme con mis lápices de colores y él escribió “Quédate en casa” con su letra tan bonita de topógrafo. Luego Pablo me chinchó. Que me había salido torcido. ¡Buah! Ya me ha dicho papá que ni caso, que está muy tonto últimamente. Como tampoco quiere jugar conmigo, me he hecho científica. Hoy he inventado una vacuna que es como una bomba fétida. Estalla y destruye el coronavirus. A papá le pareció genial. Él cree que el olor a pedo terminará con su propagación. Seguro que a mamá también le gusta. Ahora está en la comisaria. Ha ido a defender a unos detenidos por no respetar el confinamiento. Ya sé. Todos tenemos derecho a un abogado. Pero me ha dado mucha pena verla salir con guantes y mascarilla. Esta tarde aplaudiré muy fuerte en el balcón. Dedicado a ella.
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Enhorabuena por un relato muy bien escrito y por el mensaje. Aplaudamos a todos los que cumplen con su obligación. Mi voto y un abrazo.
Hola, María.
Te diría, en primer lugar, que me ha emocionado esa voz narrativa en boca de un niña. Ellos, los más pequeños, son el barómetro de lo que nos está tocando vivir en estos días.
Y luego he seguido emocionada con ese final hermosísimo.
Enhorabuena, me encanta.