El juego
JUAN PEDRO AGÜERA ORTEGADisfruto compartiendo mi legado con las jóvenes pasantes de mi bufete. Recién salidas de la carrera, pululan por la oficina como un animal asustado. A primera vista parecen tímidas, pero no me engañan: ávidas de triunfo, sueñan con grandes casos y están dispuestas a todo para conseguir el éxito. ¡Bien lo sé yo!
El juego suele comenzar con una dulce mezcla de miradas y sonrisas, una predisposición infinita y unas ganas de agradar que atraviesan la cristalera de mi despacho. Después, se hacen las encontradizas, hasta que escojo una para que me asista en un caso. Le exijo lo indecible, la exprimo hasta el ensañamiento y, cuando el juicio se acerca, la invito a cenar.
Durante la velada, su intento de seducción me divierte, hasta que la incauta comprende que su jefa solo la estaba poniendo a prueba, que los atajos solo desaprovechan oportunidades… y el juego vuelve a empezar.
+4
Queremos saber tu opinión
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Buen relato, aunque incide, como muchos otros, en ese viejo cliché del juego machista. Mi voto
Muchas gracias por el voto, intenté evitar el cliché poniendo a una jefa en vez de a un jefe, en el fondo, lo que se impone es la erótica del poder.
Qué lástima dan esos pasantes ¿o debería decir «pasantas»? Son como sombras que se mueven errantes por el bufete y para cuyo director (directora en este caso) tienen escaso valor. Buen micro, Juan Pedro, mucha suerte.