TEMPONAUTA
Manuel de la Peña GarridoMi tío abuelo, Alberto Wells, me dejó como legado una máquina del tiempo. Fue terminar la carrera y empezar a ejercer en el pasado con alegatos ultramodernos. Me entrometí en procesos remotos, preteridos por la Historia. Sostuve la preterintencionalidad de Caín: solo quiso corregir a su hermano, a lo Will Smith. Impugné la primogenitura de Jacob: abusó del hambre de Esaú y la ceguera de Isaac. Conseguí que cualquier animal pudiese subir al Arca: desde el desparejado caracol hasta el transespecie ornitorrinco. Incluso defendí a Adán y Eva por falta de tipicidad: lo prohibido era comerse el dulce fruto, no catarlo. Un día cometí la torpeza de viajar a épocas recientes. Ahora intervengo en un macrojuicio de la España finisecular. Pasados quince años, seguimos atascados en cuestiones preliminares. Creo que voy a trasladarme al futuro, aunque me temo que los ciberjueces, año 2050, aún no habrán abierto la fase probatoria.
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Agudísimo Manuel. Efectivamente, lo de Adan y Eva no estaba tipificado, porque si les hubieran avisado de que tendrían que trabajar de por vida, se les hubiera quitado el apetito. En cuanto a las dilaciones indebidas, si abren la fase probatoria alegarán que se ha roto la cadena de custodia de las piezas de convicción. Cambia esa máquina del tiempo por una de hacer palomitas. La veo más útil.
Así es, querido Ángel. Como escribió Zamiatin, a Adán se le dio a elegir entre la felicidad y la libertad, pero, como estaba loco, elegió la libertad. ¡En qué hora!
Muchas gracias por tu apoyo.
Un abrazo, maestro.
Eligió; perdón por la errata.
Amigo Manuel, de envidiable imaginación y buen hacer literario, vuelves a sorprender con un relato bíblico y premonitorio de en qué nos hemos convertido, sin aprender nada de los errores cometidos desde la época de Caín y de Jacob, y así nos va.
Un voto y un abrazo.
Muchas gracias, Guillermo, por tus elogios.
El problema es que no podemos arreglar el pasado.
Un abrazo.
Y ahora la máquina del tiempo. Eres brillante, Manuel, espléndido relato. Si yo pudiera viajar hacia atrás -hacia adelante me interesa menos-, retrocedería para conocer a «Yo, Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico Esto y lo otro y lo de más allá…». Sin lugar a dudas. O ya puestos, acudiría a batirme en duelo con los mosqueteros junto al Convento de los Carmelitas Descalzos… En fin, tenéis mi felicitación y mi voto, caballero.
Muchas gracias, Nicolás, campeón. Por tu voto y tus elogios.
Has elegido bien los «escenarios» remotos e históricos, aunque la imaginación de Robert Graves y de Alejandro Dumas padre/Augusto Maquet los sublimaran.
Un abrazo.
Fantástico, Manuel!
Te estás haciendo un experto en ciencia ficción!!!
MUcha suerte para ese juicio finisecular, que el fallo nos sea propicio, si llega!!!
Un abrazo y mi voto!
Marta
Muchas gracias, Marta. Por todo.
Ya me gustaría dominar el género.
Un abrazo.
Un relato muy brillante, Manuel. Enhorabuena y mucha suerte.
Muchas gracias, Sergio, por calificarme de forma tan generosa.
Va a ser verdad que cualquier tiempo pasado fue mejor, o, al menos, en términos de interpretación y aplicación de las leyes, más ágiles.
Qué buen repaso, ingenioso y divertido, por el Antiguo Testamento hasta nuestros días y más allá, para demostrar que algo que damos por hecho con el paso de los siglos, la evolución y el avance, tal vez no lo sean tanto, a veces más bien parece que damos un paso adelante y dos para atrás, o ninguno en el camino que interesa.
Un abrazo y suerte, Manuel
Muchas gracias, Ángel.
En efecto, a veces la Historia es como un baile del estilo de la yenka. Y ahora que han desterrado su estudio cronológico, quizá habrá que viajar por ella dando saltitos, como si la escribiera Cortázar en su “Rayuela”.
Un abrazo.
Es como un «Regreso al Futuro» con el «Delorean» echando humo. El abogado que va dentro parte con la ventaja de la experiencia y los criterios de siglos de adelanto. Aun así, mucho nos tememos que el futuro aún sigue siendo incierto. Por cierto, lo de Will Smith fue de «tarjeta roja directa»… Felicidades por tu micro, Manuel. Un saludo.
Muchas gracias, Javier.
Una suerte que el tío abuelo fuera una mezcla de Albert Einstein y H.G. Wells.
Un cordial saludo.
Bueno Manuel, el mes pasado vagabas por universos virtuales y ahora recorres la línea temporal. ¿Qué será lo siguiente? ¿Tal vez esa última frase nos anuncia dónde aterrizará en mayo tu fértil imaginación, como si de una escena poscréditos marveliana se tratase?
¡Enhorabuena, campeón! Como siempre, mi voto fiel y un enorme beso.
Muchas gracias, Ana María, por tus elogios, tus ánimos, tu lealtad.
Un beso entregado.
Manuel, qué barbaridad, si es que desde que inventaron la máquina del tiempo no damos a basto.
Siempre sugerentes las traslaciones temporales, pues que te doy mi voto, oye.
Muchas gracias, tocayo, Hell Pop.
Estaría encantado de embarcarme contigo en la maquinita.
Manuel, eres un genio del tiempo y el relato.
Tu propuesta es ingeniosa, divertida, fantástica y muy creíble. Tanto, que da miedo pensar en el futuro de la «atascada» justicia y sus ciberjueces.
Mis felicitaciones!!!
Un abrazo y un voto (porque no se puede votar más)
Muchas gracias, Amparo.
Me haces sonrojar (tímido que es uno).
Un abrazo.
Hola. A partir de este mes voy a votar solamente tres Microrrelatos en cada convocatoria. Si de verdad queremos que el voto de los lectores no responda a favores devueltos y amistades legítimas, creo que esta iniciativa mía que ahora comparto podría ser un buen termómetro para premiar la calidad de los participantes.Mucha suerte Manuel, tu micro es uno de mis preferidos.
Muchas gracias por incluirme en la terna, Esteban.
Cuando, al contrario que en la fábula de Iriarte, el sabio -y no el necio- es quien aplaude, hay que sentirse muy orgulloso.
Y tienes toda la razón: tras lo que sucedió en la pasada edición, es bueno que los propios concursantes corrijamos las posible corruptelas.
Un abrazo, maestro.