Imagen de perfilLa condena social

RAFAEL LAPIEDRA MESEGUER 

Última jornada del juicio oral. A falta de la preceptiva sentencia, finalizaba uno de los procedimientos más mediáticos que Jorge había asistido: la defensa de un joven marroquí, con todavía muchas primaveras por delante. Si debían ser a la sombra, lo decidiría su señoría. Jorge estaba convencido de que no iba a correr un destino tan aciago. La investigación y posterior instrucción arrojaron más dudas que certezas, con pruebas circunstanciales y en constante búsqueda de una confesión que nunca llegó. Sin embargo, al juez instructor le sobraron argumentos para razonar que concurrían indicios delictivos.
Tras declinar su derecho a la última palabra, el acusado miró de soslayo toda la formación de cámaras, fotógrafos y periodistas que abarrotaban la estancia. Observando la expresión del joven acusado, Jorge recordó que todavía existía un juicio pendiente más allá del juzgado, mientras su señoría ponía punto final con la manida expresión: visto para sentencia.

 

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