FERIA DE VANIDADES

Rosario Serrano Arnau · Alcantarilla (Murcia) 

Una dulce laxitud le envolvía, haciéndole entornar los párpados, mientras sonaba la voz cansina, monótona de su paciente. La quemadura del cigarro lo transportó bruscamente al mundo real, escuchó: ¿Por qué no soy feliz doctor? ¿Por qué nadie me quiere por mí mismo? – Su vida ha sido siempre una feria de vanidades –replicó con desgana el psiquiatra- Estudió derecho, no por vocación, sino para ser admirado y envidiado, para tener poder sobre los demás. Sólo ha alimentado su vanidad. – Pero nadie me admira. Todos me temen. No le importo a nadie. Nadie me quiere. – ¿Pero quiere usted a alguien? – Claro. Nadie me ha acusado de tacaño. A mi mujer, si se porta bien, le compro de todo: un barco, joyas, encajes. A todo el que me escucha, me da la razón y hace todo lo que le digo, lo colmo de regalos.

 

 

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